jueves, 14 de abril de 2011

¿Cómo olvidarlo?

A este sentir poco ortodoxo
que me embriaga más que el vino
se le llama desatino,
pero supe rebautizarlo.
Sin tener que padecerlo
he llegado a detestarlo,
sin saber lo que es perderlo
supe obviar encontrarlo,
cuando por maniobras
que obró el destino
apareciste, ¿cómo olvidarlo?

No eran dioses los que todo lo podían,
ni milagros los que pudieran explicarlo;
éramos nosotros con las fantasías
que nos permitían intentarlo.

Un cielo que se caía gota a gota
nos bautizó cual ridículo ritual.
Ni el pecado era tan original,
ni nosotros dos almas en derrota.

Pero el tiempo fue mezquino,
y supo serlo, con dos copas
de más me vio en el bar,
cuando queriendo olvidar
sólo recordaba aquel sudor,
un cruel ardor y ese susurrar
que me gritabas al oído.
Y sin saber, ahora soy olvido;
y sin querer, soy desamor.


JERÓNIMO FLL

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